Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la discapacidad
es “toda restricción o ausencia debida a una deficiencia de la capacidad de
realizar una actividad en la forma o dentro del margen considerado normal para
el ser humano. Puede ser temporal o permanente, reversible o irreversible. Es
una limitación funcional, consecuencia de una deficiencia que se manifiesta en
la vida cotidiana. La discapacidad se tiene. La persona no es discapacitada, sino
que está discapacitada.”
Para la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de
la Discapacidad y de la Salud, “la discapacidad denota los aspectos negativos
de la interacción entre personas con un problema de salud y factores personales
y ambientales, actitudes negativas, transporte y edificios públicos
inaccesibles o falta de apoyo social.”
Por otra parte, la desigualdad de género es un fenómeno
social y cultural en el que se presenta discriminación entre las personas a
razón de su género, básicamente entre hombre o mujer y donde las desigualdades
en el colectivo de personas con discapacidad son todavía más acentuadas.
Según datos de la Agencia de Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional (USAID), la tasa de mortalidad en países en
desarrollo, es superior en niñas y mujeres con discapacidad debido a la
negligencia, la falta de atención médica y el acceso restringido a los
alimentos o a los recursos relacionados.
En el Informe de Human Rights Watch “Mujeres y niñas con
discapacidad” 2010, se indica que más de la mitad de las mujeres con
discapacidad habían sido víctimas de abusos físicos frente a un tercio de las
mujeres sin discapacidad.
Haciendo referencia al ámbito laboral y, según el estudio de
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) realizado
en 27 países, la tasa de empleo de las personas con discapacidad (44%) es 31
puntos inferior a la de las personas sin discapacidad (75%), y la tasa de
inactividad era de un 49% en las personas con discapacidad frente a un 20%
respecto a las personas sin discapacidad.
Las personas con discapacidad tienen más probabilidades de
encontrarse en situación de desempleo y, cuando trabajan, ganan menos dinero que
el resto de sus compañeros tal como indica la OMS en la Encuesta Mundial de
Salud de 2011, donde se señala que las tasas de empleo son menores entre los
varones y mujeres con discapacidad (53% y 20%, respectivamente) que entre los
varones y mujeres sin discapacidad (65% y 30%).
Como conclusión, creemos que deben existir políticas y
planes de igualdad en todos los ámbitos y sectores de la sociedad. Dentro de éstos
se debe tratar de manera específica la discapacidad y realizar políticas y
acciones específicas para la misma.
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